martes, 19 de enero de 2016

La competitividad en el comercio internacional

Con la globalización, el concepto de competitividad ha cambiado de significado y trascendencia. En el pasado las economías estaban, en mayor o menor grado, cerradas, por lo cual una empresa era competitiva cuando se encontraba mejor (en lo que fuera), respecto a las demás empresas de su entorno. Generalmente, dicho entorno se ajustaba a la propia región en donde se ubicaba o, a lo sumo, al país en donde radicaba. 
La competitividad se basaba principalmente en temas internos y de proceso propios de las empresas y una empresa era competitiva al tener productos más baratos o poseer más calidad por el mismo precio pues las empresas se desarrollaban bajo las mismas circunstancias políticas, financieras, sistema de derecho y condiciones de la mano de obra, entre otras.  Con las circunstancias generadas por la globalización, las barreras arancelarias se eliminaron, los mercados se homogenizaron y las empresas tuvieron más posibilidades de acceder a otros mercados. Los países dejaron de ser feudos de las empresas nacionales.
Repentinamente las empresas nacionales empezaron a competir con otras que venían del exterior. Las extranjeras muchas veces lo hacen desde países con sistemas financieros, sistemas de derecho, y sistemas de producción y mano de obra distintos.  Antes, la calidad, el costo y la eficiencia de estas variables eran comunes a las empresas competidoras, y por tanto, no tan relevantes; sin embargo, en el nuevo entorno globalizado, estas variables se volvieron determinantes para potenciar o aminorar la competitividad de las empresas. Hoy, las variables que entran en el juego de la competitividad de las empresas se han multiplicado. Ahora la competitividad depende, en gran parte, de aspectos que las empresas no controlan de forma directa.
La globalización ha cambiado el concepto de competitividad. Los responsables de la misma ya no son sólo las empresas sino que cada vez, en mayor medida, es la sociedad la responsable de su propio destino.  En una economía abierta, las diferencias en estos aspectos limitan o incrementan las posibilidades competitivas del país, por lo que es necesario consolidar el proceso de apertura complementando las privatizaciones pendientes, lo cual permita la inversión requerida para el desarrollo del sector; se requiere reforzar a las instituciones encargadas de promover la competencia; es vital cambiar el énfasis en la transparencia de los procedimientos hacia los resultados como elemento clave para impulsar la eficiencia de las instituciones gubernamentales; y se necesita reducir el costo de cumplimiento con la regulación.
Uno de los principales frenos para el crecimiento y la superación de la pobreza en los países en desarrollo, es la regulación excesiva e inadecuada. Esta legislación, que originalmente fue establecida con el propósito de proteger sectores productivos o grupos específicos de la población, ha generado el efecto contrario creando altos costos administrativos y rigidez en el mercado, además de que genera poca eficiencia en el gasto público y establece incentivos para que la informalidad prevalezca.